Dulce tentación, escucha la voz de aquel que se somete a tu voluntad:
Quiero beberte como si fueras sirope de fresa, y masticarte como a un chicle de menta, hacerte comer mi regaliz y obligarte a sufrir la explosión de mi picapica de feria. Juntos llegaremos hasta las nubes de gominola rozando el climax de nuestra locura y fundiré tu cuerpo de chocolate en mis sabanas de seda.
Sutilmente morderé la mazana de caramelo que guarda las pasiones más prohibidas, y apeteciblemente me entregare a lo más profundo del infierno donde se fabrican las delicias como tú. Drogado por tu azúcar probaré la esencia de tu aroma, y serás la causa de mi muerte.
Placer...
